viernes, 12 de agosto de 2016

LA TRASMUTACIÓN DEL ORO

De pronto, el pensamiento me llevó en su vuelo





Este libro que me toca presentar, publicado por Mágicas naranjas (escrita por grandes poetas -por poetas niños- y dirigida a niños lectores, no importa la edad) se llama La trasmutación del oro, y lo escribió un poeta de la provincia de San Juan, que dedicó gran parte de su vida a buscar el oro, haciéndose minero, a ver si de esta forma se volvía rico de una buena vez. Pero he aquí que en el camino, aunque no encontró esa piedra preciosa, se dio cuenta que el oro, tan anhelado, estaba muy cerca y en todas partes. 

Si no me equivoco, toda su poesía es el resultado de esa búsqueda incansable y de ese hallazgo. Cada poema suyo habla de esa transmutación, que convierte una cosa aparentemente insignificante en algo primordial. Las conversaciones de la gente de su pueblo, de los trabajadores como él, siempre un poco deshilachadas, llevadas por el viento, caen intactas entre sus versos, y uno siente que cada palabra posee el brillo de una verdad, una verdad poética desde luego, nada pretenciosa, algo que aparece y desparece delante de nuestros ojos, brilla y enseguida se extingue, como un relámpago.

Esas voces, al parecer, son  el primer oro, el más delicado, el más efímero de todos, y Escudero tiene la generosidad de guardar su huella en cada uno de sus poemas. Y algo muy extraño, que se me ocurre ahora mientras escribo: a medida que él buscaba el oro real entre las montañas de San Juan, el oro iba hacia él, lo buscaba de distintas maneras, como dije antes, en las voces de las personas y en lo que esas vidas tenían de precioso, sin necesidad de otra cosa. 

Así fue como un día dejó la minería y empezó a escribir una obra que es como el oro, el hallazgo del oro, para cada uno de nosotros. Al leerla, uno comprende la vida  de todos los días y vislumbra sus recovecos, su juego de las escondidas, donde lo más importante se encuentra siempre delante de nuestros ojos, nunca lejos, como la Carta robada de Poe. Pero ese oro, ¿estaba realmente afuera o adentro, en el propio corazón de Escudero? Por suerte, antes de irse, escribió una pequeña nota para los niños que fueran a leer este libro y este poema, La trasmutación del oro, y así queda aclarado el asunto para siempre.

Si me permiten, voy a leérselas ahora . Dice así:

Si, queridos amigos, sentado en la placita del barrio sentí la transmutación del oro.
Allí vivi lo que dice el poema. Es el caso de un “poema vivido”.
De pronto, el pensamiento me llevó en su vuelo  a la cordillera de los Andes, cercana y motivo de mis andanzas  en el cateo de minerales en la provincia de San Juan, donde vivo.
Bastó ese encuentro para sentirme ampliamente satisfecho y darme cuenta del verdadero hallazgo: Que en mí mismo estaba el oro.

Borges escribió un poema muy hermoso que se llama El oro de los tigres, donde cuenta que el oro del principio (el color amarillo en el pelaje de los tigres, que iba a visitas de niño en el jardín zoológico de Buenos Aires) era el mismo oro del final, ya que el amarillo era uno de los pocos colores que podía ver, cuando ya casi no podía distinguir el mundo visible que lo rodeaba. Francisco Madariaga, poeta de los esteros y también del habla -un poco surrealista- de su gente, tiene otro poema extraordinario que se llama Los tembladerales del oro, donde todo es tocado por el oro de los sueños y el oro del amor, que es el más difícil de encontrar. 

En fin, doy estos ejemplo para recordar, y recordarme, que lo que hizo Escudero a lo largo de su vida y de su obra no es tan extraño, de alguna manera todos los poetas lo hacen, y todas las personas, de una manera casi secreta, también: buscar el oro del amor, aunque esté cubierto por el oro de la melancolía que es una de las formas del oro, quizás.

Y siguiendo con el oro y sus trasmutaciones, un capítulo aparte merecen las ilustraciones de Romina Pernigotte que acompañan el libro. No son el soporte de las palabras, si no que tienen la misma fuerza y la misma maravilla, y desde ahí conversan, las imágenes del poema y las imágenes de los dibujos, en una clara amistad, como si se conocieran desde siempre.

Celebro la publicación de este libro, pequeño libro de oro en el mundo de la publicaciones de papel y tinta. Por todo lo antes dicho, y por el trabajo de edición y el cuidado de mis amigos editores (Hilda Fernández y Gustavo Gottfried) con quienes comparto este sueño. Sueño hecho realidad. La realidad que es el único oro que conocemos, cuando, como en este caso, es atravesada por la poesía.


Osvaldo Bossi

Texto leìdo durante la presentaciòn 
de "La trasmutaciòn del oro" de Jorge Leònidas Escudero
(Màgicas naranjas, 2016) 





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