lunes, 25 de julio de 2016




PERO CON LA MÚSICA HASTA EL CUELLO 



Poema 1 

Si tu voz 

Me apela por mi nombre 
   Todos los sonidos 
   Se levantan. 


Hay que ver 
Lo bien que suena 
   Así 

El nombre de nacer 
No duele 
   Tanto. 

Vamos Adán:  

Hay que ponerle nombre a las abejas 
   A los arroyos grises 
   Y a los copos de nieve. 


A la encina que se llame así:  
“Encina, encina” 

Y al maíz doblado por el viento, 

Una palabra grave:       “Movimiento” 

Y cuando nos 
Cansemos 

De llamar a las cosas 
Por su nombre 
Y en el séptimo día 
Reposemos 


Todo se llame igual 

A su inocencia 



El bosque simultáneo 

De su bosque 


El ave en  su avedad 

La rosa, rosa 




Poema 7 


Una lengua extranjera 
No es 
Un alfabeto 
Morse 

De las grullas 

Ni tampoco 
Un nido de cigüeñas  
Es un nido 
Para quien  

Cruzó los dedos 
En la cruz. 

Una golondrina sola 

Puede cobijarse 
En un dedal 

Pero no  
Dar cauce 
A su deseo. 

Inútilmente 
La canción de cuna 
Se resiste 
Al golpe 

De un bongó 

Una lengua hablame 

Pero con la  
Música hasta el cuello. 

No el aturdimiento 
Sobre la canción del asesino 
En la ruta a Shangai. 

Como Góngora en la fuente hablame 

Pura sinestesia 

Zoo de cristal. 

Una lengua extranjera 

Tiene siempre 

Su elefante de vidrio 

Su jirafa a pintas 

Y una grulla  

De opalina 

Para ver pasar y preguntarse 
Si eso 

En realidad 
No se llama  

Cigüeña.


Mónica Sifrim (de “El mal menor”, 2008, Bajo la luna) 




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